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Batallas nocturnas

Publicación original en el blog desmenuzadores.


Era una noche fría, alrededor la oscuridad inundaba el cuarto. Allí estaba ella, sola. Estaba tan oscuro que ni su sombra le hacía compañía. Su rostro estaba hinchado por el llanto. Se durmió pensando en él.

Pasada la media noche el llegó a casa, caminó a la habitación, se acostó en la cama sin encender la luz, se acomodó junta ella, con movimientos bruscos se quitó los zapatos, ella siguió durmiendo, ni siquiera notó su presencia.

Mientras transcurría la noche ella soñaba que lo esperaba con las luces apagadas, escondida en la cocina detrás del refrigerador, con un cuchillo entre las manos, cuando él se disponía a abrir la puerta del dormitorio, ella lo apuñalaba por la espalda, adolorido y quejándose moribundo preguntaba por qué…
Mientras lo veía desangrar sin responderle ella se justificaba hacía sí mismo que era lo que se merecía por sus mal tratos y desconsideraciones. Se decía así misma que sus borracheras constantes la habían enfermado de angustia y marchitado en 20 años junto a él…

Entre ronquidos el soñaba que entraba lentamente al dormitorio, sin encender las luces caminaba de puntillas silenciosamente, se acercaba a la cama sigilosamente, la observaba mientras dormía, se preguntaba ¿Cuándo la dejé de amar? ¿Por qué la odiaba tanto? Entre sus pensamientos no dejaba de culparla por sus cambios de ánimo, sus reclamos, la falta de dinero, sus excesivos gastos…

La miraba fijamente frente a la cama, lentamente tomó la almohada y se la hundió en el rostro, ella agitaba las manos, la respiración se le apagaba, agitaba tanto las manos como si por hacerlo tan fuerte fuera a recuperar la respiración, dejó de moverse… sus manos dejaron de gritar… había perdido la batalla.

La noche seguía fría, era tan fría que sus cuerpos dormidos buscaba el calor mutuo. Ya por la madrugada sus cuerpos entrelazados se habían cobijado. Había amanecido, los esperaba la misa dominical de las 9:00 de la mañana a la cual acudían sin falta cada semana.

Ella despertó de una agotadora noche con migraña, abrió sus ojos pero se quedó quieta. Sobre el rostro de él se posó un rayo furtivo que atravesó la ventana, abrió sus ojos intempestivamente mientras movió ligeramente su cuerpo sudado. Sus cuerpos estaban todavía entrelazados, boca abajo él aplastaba con una pierna los muslos de ella, ella tenía una mano sobre su espalda… ambos sabían que estaban despiertos ya…

Sonó el despertador a las 7:30 de la mañana… simultáneamente a lo lejos se escuchaban unas campanas, dando la primera llamada…

El silenció se rompió cuando ella con voz dulce preguntó:

- Despertaste amor mío.

Le respondió

- Aquí estoy cariño divino

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Desmenuzadores es un blog colectivo que elige un tema quincenal y sus miembros escriben sobre él.


Entrada original en desmenuzadores
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